El otoño entró en la clase el mismo día que entre todos pintamos el árbol, con sus ramas desnudas. Luego, más tarde, le añadimos las hojas que pintamos de verde por un lado, y por el otro, de amarillo, naranja, rojo, marrón... de esos colores en los que las hojas se van tiñendo con el paso de los días de esta estación.
Poco a poco las hojas se van desprendiendo del árbol, con ayuda del viento que entra cuando abrimos la ventana. Cuando caen leemos el nombre del niño que la pintó y se la lleva a casa como recuerdo. Dentro de poco el árbol quedará desnudo. Será señal de que el invierno está muy próximo.
quién pudiera volver a ser niño para disfrutar de tanta alegría!! es maravilloso ver como de una forma tan sencilla y divertida se puede aprender tanto. me ha encantado todas las fotos a cual más alegre. Muchas gracias
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